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Llamada también, "Camino de Santiago", es la perspectiva celeste que se refleja en el firmamento de parte de la Galaxia a la que pertenece nuestro sistema solar. Esta "nube blanquecina", que se extiende hacia Occidente y se aprecia particularmente en el verano en el hemisferio norte, está compuesta por millones de estrellas.
La Vía Láctea es una galaxia espiral de unos 100.000 años-luz de diámetro. Está constituida por cerca de 200.000 millones de estrellas. El Sol se encuentra a unos 25.000 años-luz del núcleo de la galaxia, que gira sobre su eje con un período de unos 200 millones de años. El núcleo de la Vía Láctea tiene un diámetro de unos 30.000 años-luz. Su forma es lenticular, por lo que su espesor es de unos 15.000 años-luz en su centro.
La sensación de nube blanca, que se convierte en millonaria estela de estrellas cuando se analiza por los telescopios, fue desde antiguo motivo de leyendas y mitologías. La mitología griega la relacionaba con un chorro de leche expulsado por el dios niño Zeus cuando era amamantado por su nodriza Amaltea.
En las noches claras y despejadas esa estela orientaba a los peregrinos hacia Santiago de Compostela y por eso se la asoció con la devoción y con las plegarias al Apóstol
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